Solo Dios sabe.

© Solo Dios sabe, Carlos Bolado.

Hay quienes creen que en este mundo no existen casualidades, que todo ha sido puesto en la mesa de acuerdo a un plan maestro y que cada paso que damos, cada decisión en la vida, por pequeña que sea, sigue esa ruta; hay quienes llaman a ello destino y hay quienes lo llaman la voluntad de Dios. Pero hay otros que simplemente creen en las casualidades, que somos unas hojas al viento y que en el ir y venir esas diferentes hojas se van encontrando unas con otras.

Cuando Dolores y Damián se conocieron todo parecía un simple accidente, ella una brasileña residente en San Diego se va de fin de semana a Tijuana con un par de amigos, ahí su auto es asaltado, perdiendo su pasaporte, sin el cual no podrá volver a Estados Unidos y continuar con sus estudios de arte. En dicho asalto conoce a Damián un periodista proveniente de la Ciudad de México y al verse forzada a viajar a su embajada, decide hacerlo en compañía de Damián, iniciando así, un viaje en el que ninguno de los dos sabe hasta donde va a terminar.

Dolores hasta aquel momento pensaba que todo se debía a una mala pasada del destino, pero Damián quizás creyó que era una señal que algún santo le enviaba, alguno de esos santos que adornaban su cuello, su auto y su casa… y tal vez por eso, decidió ocultar el pasaporte de Dolores, que se encontró tirado en el lugar del accidente.

¿Suena complicado verdad? Lo es. La nueva cinta del realizador mexicano Carlos Bolado, es una cinta compleja y profunda, quizás incluso más que cualquiera de sus cintas anteriores. Es una road movie que atraviesa regiones totalmente distintas, inciando en Tijuana, recorriendo México y llegando a Brasil, un viaje en apariencia sin importancia que poco a poco se va relevando como un viaje espiritual, entre lo sagrado y lo pagano, de las diversas regiones que abarca la cinta. Pero ello no es un mero adorno, es quizás el marco perfecto para las difíciles cuestiones que se hacen a si mismos los personajes.

Dolores, es interpretada por la brasileña Alice Braga, dibujando un personaje que se va complicando a cada paso con bastante soltura y con un dejo de sensualidad. Diego Luna, interpreta a Damián, quizás el primer personaje realmente adulto de su carrera, no se queda tan atrás, aunque es quizás su estilo apostar por un trabajo mas bien natural.

© Solo Dios sabe, Carlos Bolado.

El por demás pausado ritmo de la cinta, no fue de mucho agrado del público y el hecho de que al llegar a un tercer acto, poblado de melodrama, que en lugar de aportar una resolución se va alargando, es quizás un elemento que decepcione a muchos. Pero quizás el motivo de ello, sea que al principio se nos prepara para una cinta distinta a la que termina siendo.

Un punto y aparte, un logro insuperable para una cinta mexicana, o mitad mexicana, es el hermoso acabado de la cinta, que retrata con igual belleza a una compleja ciudad como lo es Tijuana, un pueblo de Michoacán, algunas islas remotas de brasileñas que las grandes urbes que son México y Sao Pablo. Una finísima fotografía, como ninguna que haya visto en alguna película de este año.

Sin duda una gran opción en la cartelera, para aquellos que crean que su destino es ver algo diferente, una cinta que es un acto valiente y temerario, o tal vez también, para aquellos que crean que la cinta no es mas que otra hoja llevada por el viento.

¡Felicidades Carlos Bolado, su carrera se a mantenido intacta!

Yo opino: ***.

(Solo Dios sabe, Carlos Boldado, México-Brasil, 2005.)

Para la trivia: Ojo con las dos, ya estrellas, del cine mexicano actual y sus cameos, muy al estilo de cada uno. Ambos actores que habían trabajado en una cinta anterior del realizador y que lograron destacar por su trabajo en dicha cinta.