Cyber Altar a Mis Tíos.
Desde niño crecí escuchando historias sobre ellos dos, viéndolos a diario en sus retratos que estaban a la vista en la casa de mi Abuela y visitando cada año su capilla. Por eso cuando me encontraba preparando la obra Doña Refugio y su Comadre, no tuve otra opción mas que integrarlos al montaje.
En la obra, Doña Refugio, se encuentra preparando un altar de muertos en su casa, incluyendo objetos e imágenes de todos sus familiares muertos, pero hay dos en especial que menciona con mayor fuerza, su marido y su nuera. Así que para mi fue muy natural poner los retratos de mis tíos fallecidos simulando ser esos dos personajes.
Estos dos retratos, son una copia de los originales, que se encuentran en la capilla donde descansan sus restos.
Al principio mi familia temía que esto fuera irrespetuoso y en algún momento yo también lo creí, sin embargo continuamos con la idea y cuando mi familia vio por primera vez la obra, se convencieron de lo contrario. Ambos cuadros, son para mi, el atractivo escenográfico principal de la obra. Al principio esta cubiertos con una manta negra, pero cuando Doña Refugio esta lista para contar su historia, los descubre y luego nos narra su muerte y por ende una parte de su vida.
La inclusión de estos dos cuadros además, desde mi punto de vista, le da a la obra un tinte personal, una forma de decir que para nosotros es un viaje de emociones y de vida y no un cuento cualquiera.
Hoy, creo mis dos tíos han aprendido a disfrutarlo, se la han pasado brincando de teatro en teatro, a diferentes ciudades incluso y han pasado varias noches colgados en esos teatros solitarios. ¡Tal vez ya les gusto ser artistas!
En la obra, Doña Refugio, se encuentra preparando un altar de muertos en su casa, incluyendo objetos e imágenes de todos sus familiares muertos, pero hay dos en especial que menciona con mayor fuerza, su marido y su nuera. Así que para mi fue muy natural poner los retratos de mis tíos fallecidos simulando ser esos dos personajes.
Estos dos retratos, son una copia de los originales, que se encuentran en la capilla donde descansan sus restos.
Al principio mi familia temía que esto fuera irrespetuoso y en algún momento yo también lo creí, sin embargo continuamos con la idea y cuando mi familia vio por primera vez la obra, se convencieron de lo contrario. Ambos cuadros, son para mi, el atractivo escenográfico principal de la obra. Al principio esta cubiertos con una manta negra, pero cuando Doña Refugio esta lista para contar su historia, los descubre y luego nos narra su muerte y por ende una parte de su vida.
La inclusión de estos dos cuadros además, desde mi punto de vista, le da a la obra un tinte personal, una forma de decir que para nosotros es un viaje de emociones y de vida y no un cuento cualquiera.
Hoy, creo mis dos tíos han aprendido a disfrutarlo, se la han pasado brincando de teatro en teatro, a diferentes ciudades incluso y han pasado varias noches colgados en esos teatros solitarios. ¡Tal vez ya les gusto ser artistas!
Por eso hoy, a manera de agradecimiento se los presento.
Ella se llama Sandra, murió muy joven, de una enfermedad que de pronto la contagió. Ella es hermana gemela de mi tía Lety y no están ustedes para saberlo, ni yo para contarlo, pero dicen los que saben, que eran bastante traviesas, chillonas y mimadas. Mi Tío Carlos cuenta que para tranquilizarlas, las tenía que sacar a pasear dándole la vuelta a la manzana. El problema es que había que cargarlas a ambas, una en cada brazo y que en más de una ocasión tubo que pedir ayuda, por que empezaban a resbalárseles entre los brazos. Cuentan también que ambas odiaban la sopa, decían que estaba muy fea, por lo que les contestaban: “pues pónganle florecitas.” Acto seguido, ambas salían al patio, cortaban hojitas de cilantro y con ellas adornaban la sopa y se la comían.
El se llama Ramón, pero todos lo conocemos como Nino. También murió bastante joven, a causa de un accidente de carretera saliendo de un baile, cosa bastante irónica por que el nunca bebía y era un excelente chofer. El era, como decía Virginia Woolf, the angel in the house, era alegre, excelente hijo, excelente hermano, excelente tío, excelente amigo, tanto, que aún y cuando habían pasado años de su muerte, sus amigos seguían visitándolo en la tumba. El trabajaba como transportador de fruta, manejaba un camioncito y se la pasaba en la carretera mucho tiempo, dicen que cuando veía a alguien con problemas en el camino, se detenía siempre y ayudaba en lo que fuera.
A ambos los seguimos recordando, siguen estando presentes en nuestra vida, en nuestra casa y ahora también, en esta obra.
Hoy en su día, gracias por todo.
Comentarios
SalU2!
Pero mira que ya les gusto y se reusan a pararle.