Manderlay.
Hacia el año de 1865 se abolió la esclavitud en Estados Unidos, liberando así a miles, si no millones, de afroamericanos que había sobre su suelo. Sin duda era lo justo, lo mas humano… ¿Pero estaban listos ellos para ser libres? Manderlay, la nueva cinta de Lars von Trier, inicia con esa pregunta, para después hacer otras muchas y elevar así, una vez más, su crítica hacia Estados Unidos, país que por cierto, nunca ha visitado.
La cinta, forma parte de una trilogía que inició con Dogville, protagonizada por Nicole Kidman, cuyo personaje ahora retoma Bryce Dallas Howard, con una fina y exacta actuación por cierto. Trilogía a la que le dará fin el año próximo con la cinta Wasington (así sin h.). Esta nueva desventura de Grace, el personaje principal, comienza cuando al encontrarse de viaje con su padre y su sequito de gangsters llegan a una plantación de algodón en medio de la nada, donde la esclavitud continúa 70 años después de ser abolida.
En cuestión de minutos Grace con la ayuda de sus compinches, libera a los esclavos, pero cuando esta apunto de continuar con su viaje, descubre que los nuevos hombres libres necesitan algo más.
Tengo miedo de lo que vaya a pasar ahora. -Le confiesa uno de ellos. – No sé si estamos listos para una nueva forma de vida. Cuando éramos esclavos cenábamos todos los días a las 7. ¿A qué horas cenan los hombres libres?
Así Grace decide quedarse en Manderlay y ayudar a la comunidad aprender a vivir en libertad, esforzándose en instalar la igualdad entre los hombres, la sana convivencia y la democracia, casi por decreto.
Y así capitulo por capitulo, vemos como von Trier se pasa por las armas el american way of life, pronto los esclavos dejan de ser esclavos para firmar contratos y ser trabajadores, que tendrán que trabajar forzadamente para cubrir sus deudas, de pronto Grace tiene la misma actitud intervencionista de su país, tratando de convencer a todos que lo mejor es ser como ella y su país. Pero pronto su nueva sociedad toca fondo y hecha mano de otras “gracias americanas” como la justicia y la pena de muerte, que Grace sufrirá en carne propia.
La cinta, forma parte de una trilogía que inició con Dogville, protagonizada por Nicole Kidman, cuyo personaje ahora retoma Bryce Dallas Howard, con una fina y exacta actuación por cierto. Trilogía a la que le dará fin el año próximo con la cinta Wasington (así sin h.). Esta nueva desventura de Grace, el personaje principal, comienza cuando al encontrarse de viaje con su padre y su sequito de gangsters llegan a una plantación de algodón en medio de la nada, donde la esclavitud continúa 70 años después de ser abolida.
En cuestión de minutos Grace con la ayuda de sus compinches, libera a los esclavos, pero cuando esta apunto de continuar con su viaje, descubre que los nuevos hombres libres necesitan algo más.
Tengo miedo de lo que vaya a pasar ahora. -Le confiesa uno de ellos. – No sé si estamos listos para una nueva forma de vida. Cuando éramos esclavos cenábamos todos los días a las 7. ¿A qué horas cenan los hombres libres?
Así Grace decide quedarse en Manderlay y ayudar a la comunidad aprender a vivir en libertad, esforzándose en instalar la igualdad entre los hombres, la sana convivencia y la democracia, casi por decreto.
Y así capitulo por capitulo, vemos como von Trier se pasa por las armas el american way of life, pronto los esclavos dejan de ser esclavos para firmar contratos y ser trabajadores, que tendrán que trabajar forzadamente para cubrir sus deudas, de pronto Grace tiene la misma actitud intervencionista de su país, tratando de convencer a todos que lo mejor es ser como ella y su país. Pero pronto su nueva sociedad toca fondo y hecha mano de otras “gracias americanas” como la justicia y la pena de muerte, que Grace sufrirá en carne propia.
Nuevamente, Lars von Trier, hecha mano del concepto de Dogville, al rodar la cinta en un enorme estudio negro, con algunas líneas sobre el suelo mostrando la división de los diferentes lugares y con tan solo algunos elementos escenográficos, es decir, como si se tratará de una obra de teatro de Bertolt Brecht, lo cual no es bien recibido por muchos, pero que a mi parecer, le agrega varios grados a su ya de por si densa atmósfera.
Y aunque, como lo dicta el Dogma iniciado por el propio director, la iluminación es bastante elemental, se logra crear una fotografía hermosa y bastante adecuada para la cinta y que ayuda a recrear fielmente el ambiente de una plantación de los años treinta.
Esta es una cinta quizás más digerible que la primera, al menos no tan cruenta, aunque paso a paso, la tensión va creciendo hasta llegar a asemejarse a los límites dramáticos de Dogville, con un par de sorprendentes vueltas de tuerca que al igual que a Grace, nos dejarán con la boca abierta.
Una cinta que no es para todos, pero bastante interesante, de esas que, al finalizar, pueden ser el tema de una larga discusión.
Y aunque, como lo dicta el Dogma iniciado por el propio director, la iluminación es bastante elemental, se logra crear una fotografía hermosa y bastante adecuada para la cinta y que ayuda a recrear fielmente el ambiente de una plantación de los años treinta.
Esta es una cinta quizás más digerible que la primera, al menos no tan cruenta, aunque paso a paso, la tensión va creciendo hasta llegar a asemejarse a los límites dramáticos de Dogville, con un par de sorprendentes vueltas de tuerca que al igual que a Grace, nos dejarán con la boca abierta.
Una cinta que no es para todos, pero bastante interesante, de esas que, al finalizar, pueden ser el tema de una larga discusión.
Yo opino: ***.
(Manderlay, Lars von Trier, Dinamarca, 2005.)
Comentarios
Ten buen inicio de semana.
P.D. Nada mas dejas de escribir tantito, a los pocos dias regreso y ya tienes mas cosas escritas. Que estes bien Luis.