Tofú para la Venganza.

Foto: tomada de Wikipedia.org

En honor a Paola y su delicioso blog,
que llega a su primer aniversario.

Hay una tradición asiática que dicta que el tofú debe ofrecérseles a los difuntos al visitar sus tumbas, pues su textura suave les ayudara a ingerirlo fácilmente. También se les ofrenda a las personas recién salidas de prisión, como una promesa de que a partir de probar su delicado sabor y blanca apariencia, llevarán una vida blanca y pura. Por eso cuando a Geum-ja Lee le ofrecieron probarlo al salir de prisión por el secuestro y asesinato de un niño se negó rotundamente, puesto que 13 años de injusto encierro pesan en el alma y ella no estaba lista para prometer ser un alma blanca y pura. Ella quería el rojo de la sangre, el negro de la maldad, el morado de la pasión; las tonalidades oscuras de la venganza. Y por eso en vez de preparar tofú, ella empezó a preparar su revancha.

Hay algunas delicias que están hechas para verlas, para escucharlas o saborearlas, pero la cinta Señora Venganza esta hecha para deleitarse con su hermosa fotografía, sus excelsos encuadres, su deliciosa iluminación, su bello diseño de producción, para intrigarse con su emotiva, intensa e intrincada historia, para elevarse con su insuperable soundtrack; en suma, un platillo para exacerbar los sentidos. Pero el tofú, que es el tema que nos atañe, es para deleitar el paladar.

Para su preparación se requieren dos litros de leche de soya y el jugo de dos limones. Primero se vierten los dos litros de leches sobre una olla y se llevan a fuego fuerte hasta que hierva, es entonces cuando se le agrega el jugo de los limones y se retira del fuego. Un minuto más tarde, el suero de la leche se habrá separado, el cual debe ser de una tonalidad muy clara, si esto no es así, se debe llevar nuevamente al fuego y agregársele más jugo.

Aunque no se sabe mucho sobre el origen del tofú, algunas teorías apuntan a que este fue inventado en China en el año 164 AC durante la dinastía Han, aunque en la literatura China se han encontrado referencias de su existencia desde el siglo II AC y se supone que de ahí, su uso se extendió a Japón, Vietnam, Tailandia y Corea, de donde es originaria la cinta Señora Venganza y su director, Chan-wook Park.

A un colador, se le debe colocar una gasa y sobre ella se vierte el queso que ya se ha formado y se exprime para quitarse el exceso de liquido. Si se desea tener un tofú firme este debe ser prensado por una hora, con un peso encima, por el contrario si se desea un tofú suave, basta con que se apriete con las manos. Este es un alimento sano, bajo en calorías y colesterol, contiene grandes cantidades de calcio, magnesio y proteínas. Este tradicionalmente se sirve en forma de un cuadrado aunque, por su naturaleza puede ser servido en cubos pequeños y puede servirse con muchas variantes, desde frito con salsa de chile, en hamburguesa, en caldo, puede ser dulcificado o congelado. Gracias a su versatilismo puede ser servido como botana o como un platillo principal.

Igual de versátil y cambiante que la trama de Señora Venganza, que se pasea por varios géneros sin ningún empacho, pero quizás el cambio mas notorio se da al dar paso al tercer acto cuando Geum-ja Lee, tiene al alcance de su arma al culpable de sus desgracias, pero en vez de jalar el gatillo y cometer su venganza, se decide a hacer justicia. Y es ahí donde la cinta gira 360 grados y lo que sigue es difícil de ver pero necesario, tocando niveles dramáticos a profundidad.

Aunque el tofú es un platillo sencillo no se debe de subestimar, puesto que a veces el más pequeño de los sabores puede tener un gran poder; en algunas regiones de China se cree que cuando se come tofú no debe beberse o comerse miel, pues esto podría provocar la muerte. Este poder del arte culinario lo sabía Geum-Ja Lee, quien elaboraba exquisitos pasteles y sirvió uno de ellos a los padres de varios niños asesinados, en una de las escenas más conmovedoras del filme. En el que los hombres y las mujeres buscan en los dulces bocados un poco de redención y felicidad, la cual de pronto cae del cielo, con pequeños copos de nieve o tofú.

Y es ahí cuando Geum-Ja Lee, aprende que para pedir perdón a quienes ha fallado, tiene que perdonarse primero a ella misma. Y es ahí cuando esta lista y desesperada por comer tofú y prometerle a su hija una blanca vida, una blanca felicidad.