El Hijo.
¿Crees que pueda ser posible perdonar a quién, incluso sin querer a destrozado tu vida, tu matrimonio y a reducido tu felicidad a una simple existencia cercana a la de un monje budista?
Una película que lanza estos cuestionamientos, sin caer en el recurso fácil lacrimógeno, es ya de por sí un logro, pero esta cinta va más allá. La cámara acompaña casi en todo momento a Olivier, no solo para captar su silente existencia como un testigo sigiloso, si no para inmiscuirse en asuntos más profundos. Una cámara que no se conforma con ver de cerca, si no que expone claramente el dilema y la complejidad del personaje. Logrando sutilmente una intimidad tal, que resulta difícil quitar los ojos de la pantalla y dejar de seguir atrapado por el suspenso, el miedo y la angustia que los personajes.
Olivier, un maestro de carpintería de un centro de readaptación de jóvenes delincuentes, se niega rotundamente a recibir en su taller a un nuevo jóven recién salido de prisión. Sin embargo, la presencia de él, empieza a trastocar su aparente tranquila vida. ¿Por que motivo, empieza a seguirlo por los pasillos del instituto, incluso en su casa? ¿Será mejor evitarlo a toda costa o enfrentarlo de una vez? ¿Será Olivier capaz de perdonar, o sólo quiere venganza?
Lamentablemente no puedo comentar más, estás preguntas van develándose poco a poco, conforme avanza esta intrigante, intensa y casi silente cinta. Una cinta que para disfrutarse se requerirá de paciencia, para dejarse llevar por sus cuestionamientos, excelentes y sutiles actuaciones, que incluso sedujeron a los jueces de Cannes.
Es una lástima sólo encontrarla en DVD.
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Gracias.